La realidad es que hace más de 15 años se comenzó a notar en muchos pueblos de la isla remodelación de pequeños comercios con detalles de lujo que se sabía no se podrían lograr con los ingresos que generaban los mismos. Se sabe que con la política de “mano dura” muchos puntos de drogas se movieron a otros pueblos de la isla.
Esto no es intervención con efectividad para erradicar esta plaga. La realidad es que para combatir la criminalidad cuya base está en la droga, no pueden andar con paños tibios. Ni los usuarios, ni los del “punto” harán la diferencia. La realidad está en los “empresarios del crimen”. Esos que no la usan ni la venden sino, más bien, la financian. Son los elegantes, de urbanizaciones exclusivas; pueden estar en cualquier parte: policía, y hasta industriales. Tanto que se sabe a través de los años, y nada que hemos podido adelantar en la identificación de estos rufianes.
Nos toca como pueblo identificar situaciones extrañas en nuestro barrio, denunciarlas y darles seguimiento. Sólo así veremos cambios y no nos ofrecerán más refritos de noticias como “si descubrieran América”.
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